Los dilemas del empleado 2.0

Cada vez más, los jóvenes que ingresan a las organizaciones traen nuevos códigos.

El empleado 2.0 es motivo de preocupación en el sentido estricto del término, es decir, hay que ocuparse del tema antes de que sea demasiado tarde. La creciente incorporación de jóvenes cuyos usos y costumbres se encuentran formados mediante la tecnología informática plantea la cuestión de las relaciones laborales desde una perspectiva no registrada en los manuales.

Los llamados con propiedad nativos digitales habrán de colisionar con aquellos que tienen una historia de vida edificada sobre otras bases de percepción y desarrollo de sus vínculos. Distintas publicaciones detectaron que hay empresas con diferentes niveles de aceptación de los empleados 2.0, que se caracterizan, por ejemplo, por compartir y construir conocimientos a través de las redes sociales o de juegos en red.

El propio sistema educativo tiende a incorporar estos medios, con aciertos y errores, pero con similar tendencia. Los efectos serán subversivos, aunque sin el dramatismo de la convocatoria revolucionaria producida a través de Twitter en Medio Oriente.

La posibilidad de interactuar instantáneamente entre distintas personas pone en jaque la tradicional estructura piramidal. Esta situación puede ser un peligro o una ventaja, según se aplique. Vayamos a un ejemplo.

Supongamos que aparece un problema de calidad en un producto, sea un objeto o un servicio. La posibilidad de difundir dicho problema y estimular la participación de los empleados en diagnosticar las causas podría enriquecer sustantivamente su reparación. En algún punto tiene las características del viejo buzón de sugerencias, pero con trámite más veloz, cooperativo y transparente. Lo que se modifica, sin lugar a dudas, que aquellos temas que estaban reservados a una oficina cerrada, habitada por expertos, cruzan toda o gran parte de la organización.

La pirámide se desdibuja hasta tomar otra forma y los rígidos niveles jerárquicos empiezan a diluirse. La autoridad se gana por otros medios más exigentes que el nombramiento de supervisor, jefe o gerente. Es necesario elegir la mejor opción, vincular las ideas propuestas; en suma, gestionar de verdad. En vez de un gerente habrá un moderador, un título bastante más amigable y comprometido. Investigar entre varios un problema equivale a una mesa virtual, sin tiempos ni ámbitos predefinidos. Los contenidos deben ser pertinentes. Poco sirve contribuir con tengo ganas de comer medialunas u hoy me mojé toda con la lluvia. Las interacciones 2.0 pueden proporcionar, como todo medio, desde las más trascendentes ideas hasta las puerilidades menos significativas.

Internet o las redes sociales no son maravillas en sí mismas, sino que dependen de cómo se utilizan. En el campo del conocimiento proveen nada más que información. Si se quiere saber cuándo se produjo la Revolución Francesa, sólo se tardará 0,28 segundos, Google mediante. Averiguar sobre sus causas y consecuencias, bastante más. Interpretarla desde otro enfoque puede llevar toda una vida. La aptitud principal es la curiosidad.

Por último, un tema no menor es que habrá que acostumbrarse a leer con otros códigos, sin escandalizarse. Es posible recibir una sugerencia así: «Hola a tod@ssss. No toy d acu3rdo!!!!. Dbmos cambiar tmb el plan d ventas q tenemos, desde el ppio, yaaaaaa!!!! Salu2. To+».¿Se entiende?.

25 de marzo de 2012

Fuente: La Nación On-Line

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